VIERNES VIAJERO…EN
SANTANDER…
Gran fin de semana cultural en la capital cántabra.
Sí, a pesar de lo que muchos pretenden decir y convencer, Santander, dentro de
sus posibilidades y limitaciones, consigue mantener en pie una agenda cultural
como mínimo, altamente productiva e interesante. No voy a hablar aquí, porque
no es el momento ni el lugar (quizás en otra ocasión, en otro apartado del blog),
de quién está detrás, ni de política ni intereses creados…prefiero hablar de
los que están delante, de los que dan la cara, con nombres y apellidos, y se
ponen encima de un escenario, con todo el trabajo que eso conlleva, con amor
por su trabajo, con proyectos y deseo de compartir sus emociones e inquietudes
con el público, ya sea mucho o poco.
La noche comenzó en el Casyc, con un concierto
que ofreció el pianista Francisco San Emeterio, enmarcado dentro del ciclo “Clasicoscopio:
compositores de Cantabria en el repertorio para piano”. Un recital que se
prolongó unas dos horas y en el que pudimos escuchar obras de los grandes
clásicos, elegidos por las motivaciones estéticas y emocionales del propio
intérprete. Haydn, Schumann, Granados y Ravel, compartieron público con Esperanza
Zubieta Trives (1963), Emilio Otero Palacio (1951), Antonio Noguera Guinovart
(1963) y Luis Ángel Martínez Sánchez (1960).
Debido a la extensión del concierto y a la
cantidad de obras interpretadas por San Emeterio, me centraré en una de las que
me ha parecido más interesante y que más ha llamado mi atención. Estreno
absoluto a petición del propio pianista, “Mi gitana”, de la compositora Esperanza
Zubieta, muestra con admirable maestría, un viaje estilístico y sensitivo a prácticamente
todas las épocas de la historia de la música. Las primeras notas nos trasladan
ante un Monet, Renoir o Morrisot, de aquella Francia impresionista y
simbolista.
Dulces pinceladas post-románticas, sonoridades sugerentes y un
lirismo justo pero claro nos enlazan con unos compases al más puro estilo
clásico, en el que la simetría, el esquema tonal y las líneas melódicas, nos
devuelven a aquellas veladas mozartianas del XVIII. Una especie de puente
modulante, cabalmente organizado, con saltos a tonalidades lejanas pero muy
efectivos, dan pie a lo que es la parte central de la obra. Esa gitana, con ese
carácter español, con sus ritmos acerados y ese brillo noble, aunque no tanto
su interpretación. Nada que envidiar a los Granados, Falla o Albéniz. Además
del preciso y caluroso ritmo, destaca la melodía de aire español, pegadiza a la
vez que fresca y potente. Tras el paso por su España, Zubieta parece re-hacer
este viaje, pero volviendo sobre sus pasos. Revisitamos así el clasicismo
vienés, el romanticismo alemán y el impresionismo francés, pero siempre en la
mente aquella melodía y esos ritmos españoles.
Así pues, una gran obra para piano que muestra la
versatilidad y capacidad de la compositora para navegar en los mares de los
diferentes estilos, pero sin llegar al “manierismo”, sino aportando sus
experiencias y lenguaje particulares.
Una vez acabado el concierto, corriendo al
siguiente. Por tanto, sala Black Bird y "JazzTeDigo", uno de los grupos de jazz
que más están dando de qué hablar en el panorama cántabro. Sus integrantes,
Rubén Ortiz “Bubi” (guitarra), Saúl Crespo (violín) y Germán Caprara (batería),
presentaron un concierto-homenaje al reciente y tristemente fallecido grandísimo
violinista y compositor francés Didier Lockwood (1956-2018). El tributo fue más
emotivo aún, si cabe, debido a que Saúl Crespo fue uno de sus alumnos durante
los últimos años de Didier en París.
Con un estudiado repertorio nos sumergieron en el
jazz más clásico de la mano de los grandes del jazz, como Sonny Rollins,
Grappelli o Reinhardt, hasta llegar al jazz más "ochentero" y fusión de Didier.
Un torbellino sensitivo nos golpeaba un tema tras otro. Un delicado e íntimo “Somewhere
over the rainbow” de la banda sonora del Mago de Oz, en el que guitarra y
violín hicieron alarde de una complicidad perfecta, tanto en sonoridad como en
discurso musical, siempre acompañados por las sutilezas de Caprara. Inesperados
cambios de tempo, como el que nos sacudió con el “I got rhythm” de Gershwin,
magistralmente solucionado, que se contrapone con “Les Valseuses”, tema de
Didier, chistoso y socarrón en el que pudimos ver una nueva faceta del grupo:
su teatralidad. Ánimos al más puro estilo “góspel” surgían desde la batería,
replicados por la guitarra durante las improvisaciones del violín y, más tarde,
Saúl hacia los propio en las batidas improvisatorias de Germán.
También tuvimos momentos para aprender. Supimos
que para Didier, uno de los pilares para ser un buen músico de jazz es dominar
el lenguaje del blues. Con el tema “Barbizon Blues” los tres músicos nos
demostraron, a través de sus respectivos instrumentos, que lo son. Fraseos
pentatónicos bellamente entrelazados, rítmica impecable y cadencias típicas de
este género, patriarca de todos los demás, nos llevaron a la Louisiana de
principios de siglo XX.
Con “Nuages” nos envolvieron en el mundo de las
sombras una balada meliflua. Ritmo lento, arrastrado por las escobillas, esos
acordes que te tocan directamente al corazón y a las neuronas al mismo tiempo y
esa melodía sugerente del violín que termina casi con la sonoridad del viento.
Finalmente quiero destacar uno de los temas que
más he disfrutado, por decirlo de alguna manera del concierto. Es el “The Kid”,
del propio Didier, al parecer un tema bastante autobiográfico. Se percibe el carácter
de los años 80, con ese violín tratado casi al estilo de guitarra eléctrica,
que traza una melodía perfecta, simple y pegadiza. Una armonía sencillamente
maravillosa y una rítmica que encaja a la perfección con todos esos elementos. Qué
decir de la interpretación. Los tres músicos dieron lo mejor en un tema alegre
y soleado que, dicho sea de paso, no he parado de escuchar desde el viernes.
Así pues, gran concierto para terminar la noche
del viernes, con un grupo que se ha hecho un hueco en el panorama musical cántabro,
habiendo actuado ya en los más importantes espacios de la región, como el Teatro
Principal de Reinosa, el Casyc, el Ateneo, Centro Botín y, este mes de octubre,
en la Sala Argenta del Palacio de Festivales.
Esperamos escucharlos pronto y contaros aquí la
experiencia.
Ciao!
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